Hoy os traigo algo muy, muy sencillo, pero cuyo resultado es delicioso y además decorativo.
Sólo tienes que elegir tu hierba
aromática favorita, y ya casi lo tienes terminado.
Yo he escogido hierbabuena, porque me
encanta su aroma, y es perfecta para añadir al té. Le dará un toque
espectacular. Si queréis saber más sobre sus propiedades, no os perdáis este post de El Cuaderno de Flores
Lo ideal dejar las hierbas frescas
envueltas en una servilleta de papel, o un trozo de papel de cocina de durante
un día, para que absorban todo lo posible la humedad de las hojas.
¿Qué necesitamos?
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Un ramito de hierbabuena fresca, bien
limpia y seca, como hemos dicho anteriormente. Lo ideal es tenerlas en casa en
macetas, de manera que siempre las tenemos a mano, y recién cortadas.
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Azúcar y un tarro de cristal con tapa.
¿Cómo lo hacemos?
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Comenzamos poniendo una capa de hierbas (troceadas
si es necesario), para que cubran en el fondo del tarro sin doblarse demasiado.
·
Repetimos este proceso hasta que llenemos
completamente el tarro, terminando con una capa de azúcar.
·
Cerramos el tarro, y guardamos al menos
durante 2 semanas, para que el azúcar tome todo el aroma de la hierbabuena.
También puedes probar con otras hierbas,
por ejemplo la verbena, que le dará al azúcar un delicioso aroma a limón, o con
tu hierba preferida. Eso sí, siempre fresca!.
¿Te animas?
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