Foto: El Cuaderno de Flores
Con el nuevo año, y después de las comilonas navideñas, muchas de nosotras "estrenaremos" nuevos propósitos, entre ellos volver (o empezar) a ir al gimnasio.
Después de algún tiempo de inactividad, hay que comenzar poco a poco, pues corremos el riesgo de lesionarnos, o sufrir sobrecargas musculares.
Si esto sucede, o como prevención si notamos sensación de fatiga en los músculos, os voy a hablar de una planta muy útil, y cómo haceros un bálsamo en casa con esta planta.
La Arnica montana L., es una planta perenne perteneciente a la familia de las asteráceas (compuestas)y crece originariamente en zonas montañosas, razón por la cual ha sido utilizada desde la antigüedad por los pueblos de estas zonas para tratar contusiones.
Uno de lo compuestos presentes en la raíz de la planta, el timol ha demostrado clínicamente ser un eficaz vasodilatador subcutáneo de los capilares sanguíneos, actuando como un anti-inflamatorio y participando en los procesos de cicatrización. Antiguamente se utilizaba internamente en casos de bronquitis, tos y dolor de garganta, sin embargo, aunque posee propiedades que la hacen efectiva en estos casos, su uso interno presenta riesgos irritación del tracto digestivo y toxicidad en el sistema nervioso. Por ello sólo se recomienda su uso externo.
Se utiliza comúnmente en el tratamiento de:
- Esguinces y luxaciones. Para este tipo de lesiones articulares resulta adecuado realizar fricciones sobre la zona afectada con ungüento de Árnica.
- Artritis reumatoide. Las propiedades anti-inflamatorias del Árnica resultan muy útiles para el tratamiento de la artritis reumatoide
- Golpes y contusiones. Su uso previene la aparición de hematomas, chichones y disminuye el dolor.
- Distensiones musculares. Ideal para el tratamiento del dolor en estos casos.
Receta para el bálsamo de Árnica:
- 50 ml de Aceite de árnica: preparado mediante maceración de hojas secas de árnica en aceite de almendras dulces, o en aceite de oliva, según vuestro gusto. La proporción es 1/10 de planta/aceite es decir, en este caso pondréis 10 gramos de planta seca en 100 g de aceite, y lo dejáis macerar en un frasco de cristal oscuro durante 40 días.
La otra opción es comprar el aceite de árnica directamente, sin necesidad de prepararlo nosotros
- 8 g de cera de abejas:
- 5 ml de aceite esencial de alcanfor
- 2 ml de aceite esencial de menta
- 2 ml de aceite esencial de eucalipto
- 3 ml de aceite esencial de limón
Ponemos la cera a baño María hasta que se haya deshecho y añadimos 50 ml de aceite de árnica, agitando bien hasta conseguir una mezcla homogénea.
A continuación añadimos los aceites esenciales, mezclando bien, y vertemos sobre recipientes de metal con tapa.
Las latitas de metal, si estáis interesadas, los podéis encontrar pinchando aquí.
Yo vuelvo mañana, da un poco de pereza pero hay que ponerse en forma. Muchas gracias por el post, muy interesante!!!
ResponderEliminarUn beso