El aceite del árbol del té: no puede faltar en tu botiquín

El aceite del árbol del té se extrae de una planta autóctona de la costa oriental de Australia, y no tiene nada que ver con la planta del té, a pesar de su nombre. Se considera uno de los aceites esenciales más activos desde el punto de vista medicinal. Desde tiempos remotos, los aborígenes de ese continente utilizaban el aceite del árbol del te para curar heridas, ulceraciones de la piel, irritaciones cutáneas y otras lesiones.
Hoy sabemos que el aceite de árbol del té se caracteriza por sus propiedades antisépticas, antivirales y antimicóticas. Además, se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes y analgésicas.

El aceite del árbol del té llegó a ocupar un lugar tan prominente en la medicina de la época que durante la Segunda Guerra Mundial, y se convirtió en un medicamento obligatorio en los equipos de primeros auxilios de las unidades del ejército y de la marina australianos. 

Para utilizarlo, es conveniente diluir unas gotas del aceite esencial puro  en el mismo número de gotas de aceite de almendras dulces, y aplicar sobre la piel lesionada.