domingo, 26 de abril de 2015

El helecho que nos protege del sol


El mundo vegetal y los tesoros que encierra es un tema que siempre me ha fascinado. Las plantas contienen repuestas para muchas de nuestros problemas, y en muchos casos estas respuestas aún siguen intactas, sin descubrir, esperando a que alguien las encuentre.
Hoy os hablo de un helecho (una de las familias botánicas más antiguas, pues aparecieron en el paleozoico y aún se mantienen en nuestros días) muy especial.

Se trata de el Polypodium leucotomos, un tipo de helecho originario de América Central, donde se utilizaba tradicionalmente por las poblaciones indígenas para tratar diferentes dolencias.

La historia de las propiedades del Polypodium leucotomos tiene su origen en España gracias a las investigaciones del Dr. Salvador González durante su trabajo doctoral en la Universidad de Málaga mientras estudiaba tratamientos para la psoriasis. De hecho, el Ministerio de Sanidad español lo considera oficialmente tratamiento válido contra la psoriasis. El Dr. González notó que la ingesta del extracto de esta planta producía mucha menos inflamación cutánea durante la fototerapia (terapia de exposición a radiación ultravioleta para mejorar los síntomas de la psoriasis). En los pacientes que consumían esta planta no se dieron casos de fototoxicidad, rojeces ni quemaduras.
Estos resultados llevaron al Dr. González a prolongar su investigación en la Harvard Medical School de Boston, donde confirmó la efectividad del extracto de esta planta frente a las radiaciones solares.

¿Cómo nos protege del sol?
El extracto de este helecho se comercializa con varios nombre comerciales (no voy a hacer publicidad, pero si os interesa, me podéis escribir) y actúa como un filtro biológico que,  a diferencia de los filtros físicos o químicos, no hacen de pantalla impidiendo que el sol llegue a nuestra piel, sino que actúan desde el interior de la célula, contrarrestando sus efectos negativos.

Los niveles de protección que ofrece son los siguientes:

Protección antioxidante: las radiaciones emitidas por el sol favorecen la aparición de radicales libres en nuestro organismo. El extracto de  Polypodium ha demostrado tener una gran capacidad para atrapar y destruir los radicales libres y prevenir los daños en nuestro organismo a, ya que reduce la oxidación tanto en sangre como en la epidermis (la capa más superficial de la piel), con más capacidad antioxidante que algunos principios activos como la Vitamina C o el Betacaroteno.

Protección Inmunológica: el extracto de este helecho ingerido (vía oral), protege nuestras células de Langerhans (células de nuestro sistema inmunitario de la piel -epidermis-), manteniendo intacta su capacidad de reconocer agentes externos peligrosos y mantener su función protectora.
Protección del ADN: protege el ADN de nuestras células para prevenir el cáncer de piel actuando en dos frentes:
  • reduciendo los efectos dañinos causados por la radiación UVA, y la formación de proteínas defectuosas
  • reparando el daño causado por la radiación UVB y acelerando el proceso de reparación del ADN de nuestro organismo.
Protección ante el fotoenvejecimiento: ha demostrado su eficacia preventiva frente al fotoenvejecimiento, ya que reduce la inflamación, y protege al fibroblasto manteniendo sus funciones y su capacidad de síntesis de colágeno y elastina, por lo que la piel mantiene intacta su arquitectura.

Protección frente al sol (acción fotoprotectora): tiene un claro efecto protector frente al eritema (enrojecimiento e inflamación de la piel) causado por la radiación UVB.

En resumen, el consumo de extracto de Polypodium puede ser un eficaz complemento para proteger nuestra piel de los efectos de la radiación solar, aunque debe ir acompañado de un adecuado protector solar de amplio espectro UVA-UVB, si la exposición solar va a ser prolongada.
Fuente: Juventud y Belleza

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sábado, 18 de abril de 2015

La astaxantina: un importante protector de la piel


En esta época en la que la radiación solar es más intensa y ya nos apetece tomar un poquito el sol, es importante recalcar la necesidad de proteger nuestra piel, tanto desde fuera, como desde dentro.

¿Qué es la astaxantina?
La astaxantina es un pigmento natural de color rosa o rojizo que pertenece a la gran familia de los carotenoides, nutrientes conocidos por ser eficaces antioxidantes capaces de proteger nuestras células de los ataques de ciertos radicales libres. La astaxantina es una molécula fabricada en gran cantidad por algas unicelulares como la Haematococcus pluvialis, que les sirve de protección. Bajo condiciones extremas, estas microalgas ponen en marcha de forma espontánea un mecanismo natural de autodefensa produciendo astaxantina, que actuará como escudo protector.

La astaxantina se integra en la cadena alimentaria a través del zooplancton que se alimenta de estas microalgas, y después, por los mayores consumidores de zooplancton: los peces (en especial los salmones) y los crustáceos, que lo toman en tal cantidad que la astaxantina les confiere el color rosado característico, desempeñando además un papel importante en el fortalecimiento del organismo de estas especies.
Los estudios sobre la astaxantina natural han podido demostrar que esta molécula posee importantes propiedades antioxidantes, en especial para poder bloquear los efectos del los radicales libre responsables de los efectos dañinos de los rayos UVA.

Por ello la astaxantina contribuye a:
Proteger la piel de agresiones externas (rayos ultravioleta, contaminación…), preparación de la piel para la exposición al sol, reducción de arrugas, manchas de la edad y enfermedades cutáneas.

Proteger los ojos: fatiga ocular, ojos sensibles al sol, prevención de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), cataratas…
Prevenir las enfermedades neurodegenerativas asociadas con el estrés oxidativo.

Proteger nuestro sistema cardiovascular: peroxidación lipídica, prevención de la arterioesclerosis…
Luchar contra los dolores inflamatorios: artritis, tendinitis…

Mejorar el rendimiento deportivo y la recuperación después del esfuerzo físico: resistencia al esfuerzo, reducción de la acumulación de ácido láctico, aceleración de la combustión de grasas.
Pero lo más llamativo y lo que siguen reafirmando las investigaciones es el efecto protector de la astaxantina contra los rayos de sol, lo que la convierte en un aliado fundamental para nuestra piel durante esta estación.

Con respecto a la salud de los ojos, existen estudios que han demostrado el papel beneficioso de la astaxantina en la prevención y tratamiento de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), las cataratas y la fatiga ocular. Hay que tener en cuenta que el ojo es el órgano más expuesto al aire y a los rayos ultravioleta. La astaxantina actúa contra los efectos perjudiciales de los radicales libres a los que se enfrentan los ojos.
El consumo de salmón sería, por tanto, una de las fuentes naturales de astaxantina recomendada, aunque debería ser salmón salvaje, que es el que se alimenta de crustáceos de manera natural.

Una buena opción para proteger nuestra piel es incluir en nuestra dieta el salmón, junto con otros alimentos ricos en nutrientes antioxidantes, como las zanahorias, las naranjas, el mango o las bayas rojas. Opcionalmente, puede recurrirse a suplementos nutricionales de manera puntual en esta época del año en la que la exposición al sol es mayor.
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sábado, 11 de abril de 2015

Alimentos que protegen la piel (mejor que algunas cremas)

El cuidado de la piel es fundamental, y todos ponemos bastantes recursos el ello, pero el efecto que se consigue nutriendo el organismo adecuadamente puede hacer ser más potente (en algunos casos) que el uso de algunas cremas. De hecho, lo adecuado es complementar alimentación y unos buenos productos para el cuidado de la piel con objeto de obtener los mejores resultados.
 
Algunos alimentos en particular contienen nutrientes específicos que contribuyen a proteger nuestra piel desde el interior (la base de la nutricosmética), lo cual proporciona un efecto añadido a cualquier tratamiento cosmético que aplicamos sobre ella. Estos son los elegidos:
 
Zanahorias y calabaza: Contienen beta-caroteno, la molécula que les da su típico color naranja. El beta-caroteno es precursor de la vitamina A, conocida por su poderoso efecto antioxidante. Además, facilita la curación de la piel y protege frente al efecto dañino del sol. (Eso no quiere decir que no nos pongamos un buen protector solar).
 
Brócoli, coles de Bruselas y crucíferas en general:  Tienen la ventaja de que puede consumirse de diferentes formas y son ricos en antioxidantes, particularmente en vitaminas C y E. La vitamina C estimula la producción de colágeno que ayuda a mantener la piel firme y elástica, mientras que la vitamina E protege las membranas celulares del efecto de los rayos ultravioletas.
 
Frutas tropicales: La piña, la guayaba, la papaya o el mango son frutas ricas en vitamina C. Además, las dos últimas frutas también contienen beta-caroteno. Son ideales para ser bebidas en forma de zumo fresco en verano, aunque pierden menos propiedades si se comen troceadas.
 
Cereales integrales: Contienen otro antioxidante fundamental para la piel: el selenio, un oligoelemento que preserva su elasticidad y le proporciona una barrera protectora frente al efecto de los rayos UV. Además, también mantiene en buena forma el cabello y las uñas. Los cereales integrales pueden consumirse en forma de pan, pasta o arroz integral.
 
Pescado azul : También se denomina 'pescado graso', porque su contenido en grasa puede alcanzar el 10%, mientras que el del pescado blanco se queda en el 2% aproximadamente. A pesar de la mala prensa que les confiere el mercurio que contienen, el atún y el pez espada, así como la sardina o las anchoas, son excelentes fuentes de ácidos omega-3, que no sólo tienen un efecto positivo sobre la salud cardiovascular, sino que son ricos en vitaminas A, D y E, y retienen agua y nutrientes en la piel, con lo que esta puede lucir más lozana. A la hora de cocinar es mejor optar por preparaciones culinarias ligeras, como la plancha o la 'papillote'.
 
Fuente: Natural News
 
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domingo, 5 de abril de 2015

Polos de Kéfir y fresas para mejorar las defensas

Polos de kéfir y fresas
Saborear los trozos de fresas helados,  uno de estos días de primavera que el calor aprieta, es una sensación absolutamente deliciosa. Pero lo mejor de este postre son sus propiedades como refuerzo de las defensas naturales del organismo, pues combina las propiedades del kéfir con las de la fruta. El kéfir es un producto lácteo fermentado probiótico, es decir que contiene microorganismos vivos que permanecen activos en el intestino y ejercen importantes efectos beneficiosos, como contribuir al equilibrio de la flora intestinal y potenciar el sistema inmunitario. (si queréis saber más sobre el kéfir, pinchad en este enlace)Las fresas contienen gran cantidad de vitamina C, gran antioxidante capaz de bloquear la acción de los "radicales libres", sustancias que provocan daño celular y están implicadas en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y en procesos de envejecimiento.

Ingredientes para 4 personas
½ taza de kéfir de vaca o cabra (el primero tiene un sabor más suave)
1 yogur griego
100 g de  fresas  
3 cucharaditas de azúcar
Moldes y palitos
Preparación
Triturar las frutas (en mayor o menor medida, dependiendo de la textura que nos guste).
Mezclar el yogur con el kéfir y el azúcar.
Colocar en los moldes por capas, pinchar el palito y congelar.
Para desmoldar retiramos los moldes del congelador y los dejamos reposar a temperatura ambiente durante 5 minutos
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