Cuando a nuestro cuerpo se le exige una carga extra de trabajo,
físico o mental, el organismo agota las reservas de energía y, además, las
reservas de algunas vitaminas y minerales imprescindibles para su adecuado
funcionamiento. De hecho, después de un periodo de estrés las analíticas detectan
bajos niveles de magnesio, vitaminas del grupo B, hierro o selenio.
Si tu vida diaria te conduce a situaciones de estrés, la
alimentación es una de tus mejores aliadas, junto con el ejercicio físico.
Ningún nutriente puede en sí mismo atribuirse efectos
antiestresantes, por lo que no, no hay “alimentos milagro”. Lo que si es cierto
es que ciertos grupos de alimentos contribuyen a “preparar “a nuestro organismo
para soportar mejor las consecuencias de las situaciones de estrés.
Os cuento qué nos aportan y cuales son:
Vitaminas: La A, la C y la E y la B combaten directamente la
formación de radicales libres. La A se encuentra en las zanahorias, el melón, el
brócoli, las coles de Bruselas y las espinacas. La vitamina E está presente en
frutos secos y aceites vegetales así como en los pescados azules.
La vitamina C está presente en los cítricos y en el brócoli,
los pimientos, el melón y el tomate.
Las vitaminas del grupo B fortalecen el sistema nervioso
central y tienen un efecto sedante. Se encuentran en la levadura de cerveza,
lácteos, cereales, aguacate, repollo y judías verdes, así como en las carnes
magras, sobre todo la ternera, el jamón serrano, el pollo o el pavo.
Minerales: Potasio, magnesio y calcio son imprescindibles
porque preparan al organismo frente a las hormonas que el cuerpo segrega como
respuesta al estrés. El magnesio se
encuentra en frutos secos, cereales, semillas y verduras (puede desaparecer en
la cocción, por eso es aconsejable consumir algunas crudas).
El calcio es conocido por su efecto relajante (Podéis
ver aquí un post dedicado a los mejores alimentos
para dormir bien ). Entre los alimentos ricos en calcio están el plátano,
las almendras, el germen de trigo, la levadura de cerveza y las semillas de
girasol, así como yogures, leche semidesnatada y quesos (escoge los bajos en
grasas).
Es importante que consumas alimentos frescos y naturales,
por lo que olvídate de los platos precocinados durante una temporada. Incluso
los zumos envasados tienen demasiados azúcares.
Para darte un capricho, nada
mejor que un buen vino, o una cervecita.
Hola Lupe, cada vez tu publicaciones son mas y mas interesantes!!! Un beso!!
ResponderEliminarGracias Tere! Un beso enoooorme!
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